domingo, 8 de enero de 2012

El plan B de Michelle



Patricio Araya G.
Periodista



Mediante un gesto que raya en el paroxismo político –que sin duda desautoriza de antemano el proceso de primarias planeadas por la oposición, y de paso descarta de plano cualquier otro nombre– el senador Camilo Escalona asegura este sábado 7 en El Mercurio –en relación a la candidatura de Michelle Bachelet– que, “no hay plan B”. Y agrega: “Yo no creo que haya plan B. Es lo realista. ¿Para qué vamos a especular? No gasto mi energía en un plan B”.


De sus palabras se colige que él no es partidario de rebarajar el naipe concertacionista, ni mucho menos, promover un ejercicio democrático que incluya otras voces, siendo la ex mandataria su única opción posible. ¿Para qué especular? O sea, Michelle Bachelet será sí o sí la carta presidencial de la ex Concertación.


Ello denota una tremenda inconsecuencia política, en tanto el parlamentario socialista sostiene en el mismo medio ser partidario de abrir el juego a otras inquietudes, que van desde la dirigente estudiantil Camila Vallejo a el ex Comandante en Jefe del Ejército, general Juan Emilio Cheyre. “Un gobierno de ancha base social. Fuerzas sociales políticas y culturales, no necesariamente organizadas en partidos ni en corrientes políticas”, afirma el futuro presidente del Senado, valorando la “mirada republicana” del general, y la representación de “un sector socialmente excluido” de la líder universitaria.


Quien sí tendría plan B para ¿sorpresa? de Camilo es la propia aludida. Aunque hasta el momento Michelle Bachelet ha dicho poco y nada sobre su futuro político, algunos cercanos, como la ex directora de la Junji Estela Ortiz, en la misma línea del ex ministro Belisario Velasco, la ven en la secretaría general de la ONU. Otros, partiendo por el propio Escalona, esperan por ella en La Moneda.


Eso en lo público, porque en el ámbito partidista más íntimo, algunos quedaron helados con las declaraciones de la secretaria de ONU-Mujeres en la Fundación Clodomiro Almeyda, donde se reunió con la dirigencia socialista para decir un par de cosas antes de Navidad. Su candidatura presidencial –sostuvo la ex mandataria– está sujeta a un reordenamiento interno en las filas concertacionistas, “está harta del desorden”. De no ser así, su retorno a la política contingente sería por otra vía. A la ex presidenta la seduce la idea de ser senadora por Santiago Poniente –zona en la que cuenta con gran arrastre–, cuestión que no tardó mucho en llegar a oídos de los interesados en esa circunscripción, desatando el pánico de saberse fuera.


Para tranquilidad de los potenciales afectados, lo más probable es que Bachelet sea la candidata de la oposición, y se reinstale en La Moneda, aunque tampoco vería con malos ojos saltarse el riesgo de someterse a unas primarias, que más de alguna lonja le sacarían a su popularidad. ¿Será suficiente el golpe en la mesa de la Fundación Almeyda para poner término a la entropía concertacionista?

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