domingo, 8 de enero de 2012


La importancia de ser segundo


Patricio Araya G.
Periodista



“Ser tercero es perder, ser segundo no es igual que llegar en un primer lugar, voy a ganar, voy a matarme por llegar”. Así cantaba un joven y enfundado Miguel Bosé en el Festival de Viña de 1981. Verano en que el hijo del gran Dominguín ni siquiera imaginaba que veinte años después sería invitado a cenar al palacio de Cerro Castillo, por el entonces presidente Ricardo Lagos, como retribución al apoyo brindado a su campaña de 1999. Treinta y dos años más tarde, en pleno 2013, muchos podrían ser los que se maten por llegar primero a La Moneda, y para lo cual necesitarán algo más que el apoyo de un ídolo popular. Sin embargo, las encuestas aseguran que esa carrera –antes de correrse– la tiene ganada Michelle Bachelet.


Por lo mismo, al interior de la ex Concertación algunos ya empiezan a revalorizar la importancia de ser segundos. Perder pero no llegar a muchos cuerpos del ganador no les parece un mal negocio, ni mucho menos, una mala idea, en especial, en un futuro que requerirá más de liderazgos que de nombres para darle gobernabilidad al país; nuevos paradigmas que le den sustento ideológico a la gestión, que transformen el país.


Conscientes que sus adversarios oficialistas no cuentan con una carta presidencial de fuste que pueda amenazar la opción de Bachelet en los términos descritos –pese a la abultada lista de posibles candidatos, surgidos de tragedias y encuestas varias, y algunos tapados, como el director del CEP Arturo Fontaine, o los empresarios Felipe Lamarca y Juan Claro– en la oposición tampoco se esmeran mucho en levantar candidatos alternativos, pues saben conocen sus carencias, y porque en esta pasada sería estéril tratar de amagar el favoritismo de la ex mandataria, quien sin mover un solo dedo, le gana al que le pongan en el frente interno. Los nombres que día a día saltan a la palestra, no pasan de ser fusibles destinados a blindar a la encargada de ONU-Mujeres.


Entonces, ¿qué sentido tendría una lista de presidenciables opositores sin destino? Más que nutrir la imaginería y alucinación de analistas y columnistas, dicho torrente se enmarca en una bien pensada estrategia para fortalecer el liderazgo implícito de la única que no hecho sino mantener un silencio exasperante. Cartas independientes como el ex ministro de Hacienda, Andrés Velasco –quien ha lanzado su pre candidatura en modo condicional, sujeta a la decisión que tome su ex jefa–, y otros posibles “vinos de la casa”, como el senador radical José Antonio Gómez –apartado en mala lid de la anterior carrera presidencial a manos de unas primarias truchas–, o algunos sub 50 (Rincón, Undurraga), forman parte de un mismo diseño: el retorno a Palacio de “la” carta opositora.


Un poco más allá de la izquierda del arco iris de 1989 –en la Meca misma del mundo extra Concertación, el Juntos Podemos que late en clave PC– también tienen aspiraciones presidenciales.  Sin embargo, aunque el ex ministro Jorge Arrate continúa vigente dentro del sector, no descartan un frente común de la toda la oposición para desbancar a la derecha. Y quién sabe si dentro de la misma lógica también calce el siempre dispuesto senador Alejandro Navarro (MAS). Con todo, la izquierda dispone de un tapado de marca mayor: el historiador Gabriel Salazar, un intelectual que aglutina las viejas y las nuevas generaciones. Mucho más afuera de los márgenes previsibles de la actual oposición, 2013 tal vez sea el año para que Marco Enríquez-Ominami aglutine el descontento social, del que se responsabiliza al gobierno, pero también a la oposición, la que no ha sintonizado con esa parte de la ciudadanía que también pasó a ser oposición. Sin embargo, los posibles candidatos opositores –unos más, otros menos– saben, o sospechan, que lo suyo apenas puede superar la etapa testimonial. Bachelet se ha transformado en una candidata potente, no tanto por sus méritos, sino por la falta de rostros y proyectos.


A la luz de las magras encuestas que acompañan la gestión del Presidente Piñera, es muy improbable que la derecha conserve el poder, no obstante lo bien aspectados que lucen algunos de sus potenciales sucesores, cuestión que a su vez torna impensable la paradoja de la última elección presidencial, donde Frei no pudo capitalizar el favoritismo de Bachelet. Sin embargo, la verdadera paradoja de estos días es que el Mandatario no tiene qué heredar al candidato que represente al oficialismo. Complicado y desastroso a la vez. Desde ya, la reelección se traba a manos de la impopularidad del propio presidente, y a partir de ésta misma, se percibe un caos gubernamental que ni siquiera pueda ser manejado desde los partidos de la coalición.


En este sentido, el con quién y el cómo se gobierna un país no da los mismo. Por eso, la elección de los quiénes, y cómo éstos cogobernarán con Bachelet, es clave para los acomodos en torno al trono, y también muy decidores para darle sentido al reempoderamiento concertacionista, que no pretende repetir la experiencia de la administración precedente, ni tampoco los ripios que desbancaron a la propia Concertación después de veinte años. Cómo gobierne Bachelet después de su paso por Nueva York, qué tan identificada se sienta con el Consenso de Washington y con quiénes decida emprender su cometido, es lo que hoy ocupa a los cerebros de la ex Concertación que están un peldaño más arriba de las meras ambiciones. Allí ya existe plena conciencia que el quid del asunto no es llegar en primer lugar, sino clasificar como “mejor segundo”, e incluso, como “mejor tercero”. Ellos confían en reconquistar el poder, la pregunta que están haciéndose es para qué, y si es que ellos estarán entre los elegidos por la triunfadora.


Gutenberg Martínez, hábil lector de entrelíneas, ya prepara su Operación Retorno/Plan B. La cartita bajo la manga de “El Gute” es su mujer, la senadora Soledad Alvear Valenzuela, quien podría servirle para cualquiera de los dos propósitos venideros. Por una parte, la legisladora es –qué duda cabe– el gran tapado de la oposición, o mejor dicho, la “mejor segunda”; por otra, es la mejor carta concertacionista para asumir una candidatura presidencial en caso que Bachelet desista. Ya sea como senadora reelecta o como presidenciable, la figura e influencia de Alvear serán protagonistas en el futuro inmediato.


El matrimonio Martínez-Alvear ha captado el mensaje subliminal (no público) de Michelle Bachelet, en términos de manejarse dentro del laberinto conspirativo del poder político pos ex Concertación: hay que estar, eso es lo importante. La Concertación ya no existe y lo que la reemplazará será una maquinaria que acaba de salir de la maestranza, aún más compleja de manejar y entender, pequeñas parcelas de poder a cargo de futres nada de humildes tratando de asaltar el castillo de su señor. Con ese desafío al frente, la pareja DC se lanzará a las primarias convencida de la importancia del segundo puesto en la fila: alguien debe escoltar a Bachelet, o reemplazarla.


Por ello, “Gute” sabe que estar dentro del gobierno, en las cercanías del gobierno, o incluso, optar a ser el gobierno, es demasiado importante como para dejarlo pasar. Desde esta perspectiva, el estratega DC rompe la inercia derrotista íntima de la ex Concertación, y con gran sigilo visualiza a su mujer muy próxima a la nueva mandataria –en el gabinete o reelecta como senadora, o como presidenciable– y detrás de ambas, a él mismo, moviendo las piezas del tablero. “Gute”, antes que otros, entiende que si Bachelet arruga, su mujer estará muy bien posicionada para poner su nombre en la plantilla. A no extrañarse entonces que la senadora por Santiago Oriente participe en una primaria simulada de la ex Concertación y llegue justo detrás de la ex presidenta.


Aunque ser segundo no es lo mismo que llegar primero… tampoco es tan malo, deben estar musitando los que ya percibieron que la política también atribuye roles protagónicos y puestos de influencia a los que saben dar la pasada y reverenciar a la reina. Alvear ya le dio la pasada y reverenció a Bachelet en 2005, y ésta lo recuerda con mucho cariño. Entonces, ¿por qué matarse para llegar primero, si igual se puede ganar llegando detracito? Los Martínez-Alvear, a diferencia de ciertos desquiciados que podrían perderlo todo en el intento por desbancar a la candidata más potente del sector, ya saben qué micro tomar. Y dónde sentarse.

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